La triste “coherencia” de Bildu

APARICIONES EN MEDIOS | Diario de Navarra; 26.09.2016

Cuando supe que la Mesa y Junta de Portavoces del Parlamento de Navarra había acordado volver a colocar la bandera de la Unión Europea sentí una gran satisfacción. La integración en la UE y la identificación con los valores que encarna bien merecen el reconocimiento de este emblema en nuestras instituciones. Y no sólo porque sea símbolo de progreso, democracia y paz, sino también por los beneficios que la pertenencia a la UE trae a Navarra. Cabe recordar que este estatus posibilita a los navarros mejorar su calidad de vida, permitiéndonos disfrutar de la libre circulación de personas. También beneficia a las empresas, gracias a acuerdos internacionales como el de libre comercio, que facilitan las exportaciones y repercuten directamente en la creación de puestos de trabajo. Asimismo, formar parte de la UE garantiza la actividad de los agricultores a través de la PAC (Política Agrícola Común) y permite a nuestros jóvenes adherirse al programa ERASMUS.

Que nadie dude, pues, de que Navarra no sería lo que es hoy día sin su pertenencia a la Unión Europea. Por eso, sentí verdadera pena cuando la Mesa del Parlamento rechazó volver a colocar la bandera azul, ignorando el dictamen de la Junta de Portavoces. Cómo era de esperar, Bildu se posicionó en contra de este requerimiento del PP, tanto en la votación de la Junta de Portavoces como en la de la Mesa. No obstante, me di cuenta de que la formación abertzale era la única coherente con su voto. Puesto que su razón de ser es la creación de una nación llamada Euskal Herria, donde Navarra y País Vasco formen una nación independiente y, por lo tanto, fuera de Europa, entendí que renegasen de la bandera europea y de todo lo que conlleva pertenecer a la Unión. Triste coherencia.